Recorrido guiado por Cholula

Repito: ¡Qué grande es México!
En 2015, trabajando en México como guía turístico, tuve la oportunidad de conocer otra ciudad llena de historia, Cholula, "la ciudad de las 365 iglesias", en el estado de Puebla, donde llevamos a un grupo de estudiantes del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro a hacer un recorrido de un día.

El atractivo turístico por excelencia de Cholula es, sin duda, la Gran Pirámide de Cholula o Tlachihualtépetl (del náhuatl "cerro hecho a mano"), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987, ya que se trata de la más grande del mundo en base (400 metros por lado) y volumen (4.500.000 metros cúbicos), aunque no la más alta (65 metros).
No se sabe con exactitud, pero se calcula que esta pirámide se comenzó a construir en el 300 antes de Cristo, y fue un templo dedicado al dios de las nueve lluvias Tláloc o Chiconoquiáhuitl.
Lo más curioso es que durante muchos años fue abandonada, creyéndose que era una montaña.

Recorrido:

Obviamente, la primera parte del recorrido fue en la zona arqueológica, comenzando por el museo donde pudimos ver vasijas de talavera de distintas épocas, uno de los productos con más prestigio de la zona, así como una maqueta de la pirámide para entender bien cómo está construida (una pirámide dentro de otra) y réplicas del Mural de los Bebedores y del Mural de los Chapulines (grillos).

Maqueta de las Pirámides que forman el Tlachihualtépetl.

Réplica del Mural de los Bebedores.

Continuamos la visita pasando por encima y por debajo de pirámides enterradas, concretamente en los túneles excavados a partir de 1931 por Ignacio Marquina. En estos túneles recorrimos 900 metros (aunque hay más de 8km excavados pero no son accesibles al público), en los que pudimos apreciar estructuras prehispánicas que fueron enterradas y descubiertas siglos después.

Uno de los túneles que cruzan el cerro.

Al volver a ver la luz del Sol, caminamos hasta las ruinas que están al descubierto, entre las cuales se encuentra el Patio de los Altares, donde quedamos fascinados con su peculiar acústica, ya que al aplaudir pudimos apreciar un efecto de eco que recuerda al sonido del quetzal.

Patio de los Altares.

Además vimos otras estructuras parcialmente conservadas como el tianguis (antiguo mercado), o edificios que aún conservan parcialmente sus murales originales, como es el caso del mural dedicado a Tlahuizcalpantecuhtli, la estrella de la aurora, más conocida como Venus.
Al final de estas ruinas había una pirámide en perfecto estado de conservación, pero para desilusión de todos debo decir que se trata de una reconstrucción moderna. Subimos los 54 escalones de esta pirámide, donde hicimos un breve descanso mientras apreciábamos un espectáculo que dejó boquiabiertos a muchos, sobretodo a los extranjeros que no habían visto nada parecido. Se trata de los Voladores de Papantla, un ritual prehispánico en el que cuatro personas van descendiendo bocabajo atados a una cuerda de más de 20 metros, mientras dan vueltas y suena una música tribal.

A los pies de la pirámide reconstruida.

Voladores de Papantla.

Después  de este merecido descanso, subimos el "cerrito", donde se encuentra el Santuario de la Virgen de los Remedios, desde donde hay una vista privilegiada de los volcanes Popocatépetl y Iztaccíhuatl.

Santuario de la Virgen de los Remedios.

A la izquierda el Popocatépetl. A la derecha el Iztaccíhuatl.

Cansados de esta subida y bajada del cerro, nos dirigimos hacia el zócalo de San Pedro Cholula para comer en uno de los restaurantes más emblemáticos de la zona, el restaurante Enamorada, situado en los Portales.

Dentro del restaurante Enamorada.

Este restaurante debe su nombre a una de las mejores películas que ha dado el cine mexicano en su época dorada, protagonizada por María Félix y rodada en la ciudad de Cholula.
Por cierto, desde aquí quiero agradecer a los dueños del restaurante por su excelente trato y servicio.

Centro de San Pedro Cholula.

Con el estómago lleno y las energías renovadas, cruzamos la plaza para adentrarnos al Convento de San Gabriel, fundado por los franciscanos en el siglo XVI, en el lugar que antiguamente ocupaba un templo dedicado a Quetzalcóatl. En este convento vimos una colección de libros originales del siglo XVI en la Biblioteca Franciscana, desde donde accedimos al patio del convento, con pinturas de la época realizadas por indígenas.

Patio del convento.

Seguidamente entramos a la Iglesia de San Gabriel, y para cerrar con broche de oro vimos por dentro la Capilla Real o Capilla de Indios, única en México por su forma y las múltiples naves que la conforman.

Exterior de la Capilla Real.

Interior de la Iglesia.

Quiero aprovechar para mandar saludos al magnífico grupo que nos acompañó en esta aventura.

Estudiantes del TEC de Monterrey.